Mi primer contacto con las carreras fue en 1967, cuando tenía solo ocho años, al asistir a la primera edición de la Subida a la Bien Aparecida, donde el piloto Claudio Aldecoa (padre) ganó con un DKW. A partir de ahí, empecé a ir con más frecuencia a competiciones en el País Vasco y Cantabria, acompañado de mis hermanos Juan Carlos, el mayor y conductor, y Pedro, el siguiente en edad, con quien compartí cientos de carreras hasta su fallecimiento en 2001. Cada año lo recuerdo con el Memorial en el Rallysprint Villa de Limpias, una prueba muy especial para mí, tanto por el cariño que le tengo como por ser el lugar donde vivo.

En cuanto a mi afición por la fotografía comenzó en 1972, con 13 años, utilizando una Kodak Instamatic. Poco después, empecé a experimentar en el laboratorio fotográfico y a revelar fotos en blanco y negro con mi hermano Enrique. A los 17 años, en 1976, adquirí mi primer equipo semi-profesional, una Asahi Pentax MX, con un zoom 80-200 y un 35-70, equipo que conservo con mucho cariño.

Con el tiempo me adentré más en la fotografía de motor y decidí profesionalizarme en 1989 cambiando a material Nikon, empezando con una Nikon F-4. Luego, pasé al mundo digital con la Nikon D-100 en 2002, seguida por la D2-H, hasta los modelos actuales de Nikon, tanto de cámaras como de objetivos y accesorios.

En los últimos años, también me he especializado en otros deportes, como fútbol, tenis, hípica, piragüismo y ciclismo, además de continuar con mi pasión por la fotografía de motor.